El restaurante forma parte del Hotel Luze Boutique San Sebastián y está dirigido por el ‘chef’ guipuzcoano Iñigo Lavado. “Este logro refuerza nuestra convicción en un modelo que integra hospitalidad, territorio y gastronomía como pilares de una experiencia única”, remarcó el grupo navarro.

El restaurante Itzuli, ubicado en el Hotel Luze Boutique San Sebastián y propiedad del grupo navarro Luze, está de celebración. Con Iñigo Lavado al frente, el establecimiento ha conseguido su primera estrella Michelin. Un galardón de «enorme valor» que llega apenas unos meses después de la apertura del hotel. «Un reconocimiento que pone en valor el talento, el rigor y la visión culinaria que Iñigo, su familia y todo el equipo han construido con dedicación y excelencia», destacó el grupo navarro, dirigido por Jesús Berisa.
El chef guipuzcoano se formó primero con Luis Irizar; durante cinco años, junto a Martín Berasategui; otro lustro más con Pedro Subijana en Akelarre; y, finalmente, con Ferran Adrià en El Bulli y Alain Ducasse en París. Gracias a toda esa experiencia, en 2005 abrió un restaurante con su propio nombre en Irun, establecimiento con un Sol Repsol que fue su casa durante los últimos veinte años y en el que pudo transmitir su forma de entender la gastronomía.
«Desde Grupo Luze queremos expresar nuestra más sincera felicitación a todo el equipo, así como nuestro agradecimiento por su compromiso y por representar de manera ejemplar los valores que compartimos: trabajo bien hecho, sensibilidad en cada detalle y una apuesta decidida por la calidad. Este logro refuerza nuestra convicción en un modelo que integra hospitalidad, territorio y gastronomía como pilares de una experiencia única», remarcó el grupo.
El restaurante, que cuenta con diez mesas, abre todos los mediodías de la semana. Lavado y su equipo ofrecen dos menús degustación, bautizados como ‘Cocina de Emociones‘, con toques de autor y «más personalidad», y ‘Luis Irizar‘, en honor a su maestro y a través del cual pretende representar a su tierra mediante «una cocina de mercado y recetas tradicionales vascas». No obstante, también se puede comer a la carta.
En esta línea, el hotel dispone de una vinoteca a la que el cliente puede entrar y escoger su propio vino. Así, se extiende desde el lobby del hotel hasta la zona de cóctel, el salón y el comedor: «Por ejemplo, el cliente que esté leyendo un libro a media mañana y levante la mirada verá una vinoteca junto a la que podrá pararse mientras, a su lado, hay un carro de quesos o de postres. Es decir, la gastronomía va a impregnar el hotel», señaló Lavado.
El hotel alberga más de 40 habitaciones, zona wellness (spa, gimnasio, piscina infinity con vistas al Cantábrico), 9.000 metros cuadrados de jardín… Todo ello ambientado en la belle époque.





